En Medicina Tradicional China en cada estación está activa la energía de un órgano. En primavera es el momento del hígado, que rige el sistema locomotor, su víscera es la vesícula biliar, su sentido la vista, su estructura los tendones y las uñas.
La emoción del hígado es la ira, su sonido el grito, su color el verde, y el sabor ácido. Su excreción son las lágrimas y su clima el viento.
El hígado como sistema, no únicamente el órgano, controla el drenaje. Así, favorece la digestión, la asimilación física y emocional, ayuda a la buena circulación de la sangre y de la energía, además de regular las actividades mentales y emocionales.
Cuando la energía de la primavera fluye en nuestro organismo, en nuestra vida, hay flexibilidad, tanto física como emocional. Los tendones se mueven con flexibilidad y las emociones están en paz. Cuando esto no ocurre podemos tener contracturas, rabia en exceso, depresión…
La energía del Hígado es muy expansiva, muy yang y tiende al exceso. Asciende en todas direcciones, por lo que es muy importante que no encuentre obstáculos en su camino para que fluya en armonía.
El elemento madera tiene la propiedad del crecimiento, la flexibilidad, es el impulso vital, el movimiento libre, y todo ello se ve reflejado en el Hígado.
Según la MTC (Medicina Tradicional China) hay una relación mutua entre los órganos y las emociones. Cuando estas emociones son intensas y se prolongan en el tiempo, provocan un desequilibrio energético que a la larga afectará al órgano relacionado. Del mismo modo, cuando ese órgano en cuestión esté funcionando mal desencadenará un desequilibrio emocional particular.
El Hígado es un regulador de las emociones. La emoción relacionada con el Hígado es la ira, que en exceso le dañará, pero también el estancamiento, la frustración, por eso tenemos que aprender a comunicarnos, expresar lo que sentimos con cariño, pero expresarnos, para no acabar estallando.
Los problemas del hígado a menudo conducen a trastornos como depresión, irritabilidad, dolor en el hipocondrio, suspiros involuntarios, sensación de globo histérico en la garganta, menstruación irregular, etc. Estas manifestaciones ocurren debido a que el hígado falla en su función de mantener el libre flujo del Qi (Energía).
Aunque en este mundo loco que vivimos lo olvidamos, Somos Naturaleza, formamos parte y compartimos sus ciclos. Y la primavera es momento de renacimiento, de brotar. De renacer tras el recogimiento del invierno. El elemento madera al que pertenece esta estación, es el encargado de generar proyectos, de imaginar, del inconsciente, de los sueños y deseos. Es el momento de dar rienda suelta a la fuerza creadora, de elaborar estrategias y tomar el impulso para emprender las acciones necesarias que darán lugar a la realización de nuestros sueños.
Hemos almacenado la energía necesaria durante el invierno, ahora es hora de dejar que esa energía se expanda y como los árboles, comenzar la floración. Permitir que brote nuestra fuerza creativa. Imaginar los cambios que queremos en nuestras vidas y encontrar la manera de realizarlos. Si bloqueamos esa fuerza creativa de nuestro Hígado, nuestra vesícula biliar se resentirá ante la falta de decisiones.
Es hora también de depurarnos tanto física como mental y emocionalmente. De decidir cuánta de esa energía almacenada durante el invierno hay que conservar y qué parte de ella es hora de dejar atrás porque limita nuestro renacimiento. Sería como “quitar las malas hierbas” para que de nuestras ramas surjan brotes nuevos, renovados.
Si no lo hacemos, síntomas como las alergias o los estados depresivos vendrán a visitarnos en primavera. En este mágico momento donde todo germina a nuestro alrededor. No temamos lo nuevo porque Somos Naturaleza y la energía nos empuja a renovar. Y nuestro ser en busca del equilibrio nos lo recordará repudiando el renacimiento mediante una alergia, o recordándonos mediante la depresión, que nuestra energía creativa y de crecimiento está estancada.
Abracemos la primavera y disfrutemos de la energía que nos trae. Dancemos con esa explosión de energía que nos brinda. Desde la alegría, la ilusión, el crecimiento…
Victoria Embid Ogando